Garganta Profunda
Por: Arturo Luna / @ALunaSilva

Las Redes Sociales Progresistas (RSP), organización que busca ser partido político nacional y que encabeza Elba Esther Gordillo, tiene un plan bien estructurado para insertarse y beneficiarse de la Cuarta Transformación (4T) en todo el país y, con especial interés, en Puebla. El diagnóstico y la ruta son simples y calculadoras: a Morena le está haciendo falta un puente que haga atractiva su oferta política a las clases media y media alta y a los empresarios. Es más, en esos sectores está el grueso del rechazo al lopezobradorismo y las reticencias al barbosismo. De ahí que con la suma de morenovallistas, ex priistas, marinistas y todo aquel que convenga, las RSP buscan fortalecerse en el estado y su meta inmediata es ganarle en el terreno de la militancia al PRI poblano. La apuesta no es menor, pero el plan es agresivo.

El próximo 7 de septiembre, las RSP celebrarán su asamblea estatal, en la que necesitan acreditar al menos tres mil afiliados, para que el Instituto Nacional Electoral (INE) la dé por válida.

En ese contexto, el comisionado nacional y yerno de la ex presidenta vitalicia del SNTE, José Fernando González Sánchez, estuvo en Puebla para pasar revista al avance.

En lo que resta del año y los primeros meses del 2020 necesitarán alrededor de 25 asambleas efectivas en el país para conseguir el registro.

No está tan sencillo: el pasado fin de semana, la asamblea de Morelos tronó y el INE la desconoció.

Puebla no puede fallar, es la consigna.

En el estado, sin ningún recato, las cabezas nacionales de la organización elbista han venido sumando cuadros que en el pasado igual estuvieron con el PAN, el PRD o el PRI… o con todos en distintos momentos.

Unos con categoría de cascajo y otros con algún nivel como operadores.

Se recibe cualquier cosa.

Encima, se ve a Puebla como campo propicio para el partido de Elba Esther, por las reminiscencias de la polarización y reconfiguración política, tras los meses de inestabilidad, conflictos y tragedia.

La premisa es una: convencer al presidente Andrés Manuel López Obrador, en el contexto nacional, y al gobernador Miguel Barbosa Huerta, en el local, de que les serán de utilidad.

El argumento es simple: a Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y a sus institutos aliados les hace falta un puente que les acerque las preferencias de sus detractores de la clase media y empresarial.

Las RSP aseguran que pueden serlo.

La justificación de la necesidad-beneficio es concreta: consideran que pueden conseguir los votos que, de por sí, no iban a ser para el morenismo, sin escamotearle su clientela electoral natural.

Ya tienen hasta metas, según comentó Fernando González en un encuentro con directores de medios de comunicación:

A nivel nacional, ganar en la elección federal de 2021, al menos 50 diputados, pues asegura que hay escenarios de competitividad al menos en 40 de los 300 distritos del país.

En Puebla están con la expectativa de ganar dos distritos por mayoría relativa, es decir, en tierra.

A ello se sumarían las curules plurinominales para alcanzar al menos una representación de 10% de los 500 diputados que entrarán en funciones el 1 de septiembre de 2021.

¿Será que pueden?

Para ello han sumado a operadores de dudoso perfil de los que fue el morenovallismo, como Mario Rincón –aunque está trabajando para las RSP en su natal Veracruz–, y a marinistas, como Ramón Fernández Solana, quien fue presentado “en sociedad” el miércoles por el comisionado nacional.

En manos de ellos estará la organización de la asamblea, cuyo responsable y cabeza es el delegado nacional en Puebla, Christian Macip.

Sí, también identificado con el ex gobernador y hoy prófugo Mario Marín Torres; incluso se habla con insistencia que Macip es su prestanombres en varios negocios construidos con el Góber precioso tanto en México como en Europa.

Dicen también las RSP que no serán partido “satélite ni rémora” de Morena.

Sin embargo, su plan es colgarse de la 4T.

¿Entonces?

La lógica es que, ante la crisis del sistema de partidos, con personajes ya tan desgastados a la cabeza de estos, los nuevos institutos políticos pueden ganar simpatizantes y votos.

La prueba, dicen, es Morena misma, que a cuatro años de la obtención de su registro, llegó al poder federal.

Claro, olvidan la popularidad y el arrastre de López Obrador.

Lo que es seguro es que las RSP ven al Partido Revolucionario Institucional (PRI) como adversario a vencer o la primera víctima de su plan de “vamos por el poder”.

Y es que en las próximas semanas y en la misma asamblea del domingo 7 de septiembre, se espera recibir a una muy nutrida desbandada de tricolores al nuevo partido de la maestra Elba Esther, como todos le llaman.

Un dato adicional que dejó ver el yerno de la legendaria villana del magisterio es el gusto, con tonos de festejo, que hay en el elbismo por dos temas: la pérdida del registro del Partido Nueva Alianza (Panal), que, en palabras de Fernando González, “se murió por traición e inanición”.

El otro, el encarcelamiento de la ex titular de Desarrollo Social (Sedesol) y Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) del peñismo, Rosario Robles Berlanga.

No hay que olvidar que el ex presidente Enrique Peña Nieto fue quien encarceló a Gordillo.

Un reportero le preguntó si había analogías en los casos.

Él dio una respuesta de antología, para negarlo: palabras más, palabras menos, aseguró que Robles es “una burócrata elegante” y Elba, “una luchadora social”.

¡Bueno, pues es su suegra!

Sobre la venganza, dicen −y dicen bien− que es un plato que sabe mucho mejor cuando se sirve frío.

Quienes andan buscando explicaciones de revancha en el caso Robles y La Estafa Maestra posiblemente han mirado en la dirección equivocada, cuando se la achacan a la morenista Dolores Padierna, esposa del tristemente célebre René Bejarano, El Señor de las Ligas.

No hay que olvidar que la maestra tiene cuentas pendientes, muchas, contra el peñismo y todo lo que hay y hubo a su alrededor.

Y que ella fue una aliada importante del lopezobradorismo en 2018.

Ahí que quede el dato que su yerno dejó sentir aquí, en Puebla.

CUARTOSCURO